sábado, 15 de diciembre de 2007

Dos escenas cotidianas


Escena 1
Mi hija menor está jugando con una amiguita. En un momento escucho que abre la puerta del baño que comparte con su hermana adolescente y le dice:
- ¿Ves? Así queda el baño después de que mi hermana se baña.
Sin siquiera asomarme ya sabía de que hablaba. El suelo inundado, las toallas tiradas, la ropa en el bidet...
Aparentemente a mi pequeña el espectáculo le parece tan notable que lo considera una atracción turística.

Escena 2
- Mañana cuando me levante, voy a controlar que no haya ropa tirada en tu habitación- le digo a mi teen. Además, quiero que la guardes, no que pases todo al canasto de la ropa para lavar.

Porque yo también fui adolescente. Y todos usamos los mismos trucos :-)

viernes, 23 de noviembre de 2007

Así no se puede.

Casi sin estudiar durante el año, mi hijo mayor exoneró/promovió o sea se salvó de todos los exámenes que se podía salvar.
Estudiando 1 hora y media diaria hoy salvó el primer examen obligatorio con 9/12.
¿Cómo lo convenzo de la importancia de los hábitos de estudio, del esfuerzo que significa prepararse para estudiar algo terciario, etc?
Y ando complicada, no me convence lo de que la culpa es de los profesores, porque justito esa es mi profesión. Y tampoco que el nene es un genio, porque tengo ganas de romperle todos los huesos por el trabajo que da para ponerse a estudiar la miserable hora y media diaria.

sábado, 17 de noviembre de 2007

Cosas de mujeres


Mi hija opina que es mucho más satisfactorio quejarse de los dolores menstruales a un hombre (su padre, que en este caso que me comentó conmovido "no sabía que tenía dolores tan fuertes") , que a una mujer (madre o abuela) que suelen contestar "a mí también me dolía mucho. Tomate algo y aguantátela".

Moraleja: si querés un oyente comprensivo, adecuadamente consternado ante la prueba que tenés que pasar todos los meses, y que no pueda:
  • decirte que a él le duele más, y
  • acompañarlo con historias de terror
  • señalarte que en realidad son increíblemente afortunada, ya que desde los albores de la humanidad las mujeres vienen soportando los dolores menstruales con NADA, y vos tenés un arsenal de analgésicos.
  • decirte "y bueno, es así Tratá de pasarlo de la mejor manera. Nadie se murió hasta ahora por una menstruación".
Evidentemente deberás dirigirte a un hombre.

domingo, 11 de noviembre de 2007

La mala educación


La semana pasada mi adolescente me había pedido permiso para invitar a tres amigas a ver videos y jugar con la Play el sábado. Para mi desgracia la reunión se prolongó hasta el domingo a las 20. Cada vez que se acercaba la hora de otro almuerzo o cena, yo rezaba al dios de los ateos para que se fueran de una vez. Pero se nota que mis plegarias eran poco efectivas porque seguían ahí y tenía que resignarme a pedir (y pagar) otro delivery de empanadas , pizza o helado. La comida casera se me había acabado con su mejor amiga que cayó en una visita el viernes a la tarde y terminé dándole parte de la cena que guardaba para el fin de semana.

Pero esos no fueron los únicos problemas. En un momento de acercó mi hija de 7 años muy seria y me dijo:
- Recordale a las amigas de mi hermana que no digan cosas como "puto" delante de mí. Hoy estuvieron diciendo "puto" y "mierda".

Prometí hacerlo. Lo hice, de hecho. Les causó mucha gracia, con un ligerísimo tinte de vergüenza. Pero dijeron que ellas hablaban así.

¿En qué momento la esmerada educación que damos a nuestros hijos se va al carajo (para seguir con la onda del post) ? ;-)

domingo, 4 de noviembre de 2007

Me rindo.

No consigo entender que la última novedad en materia rebeldía de mi hijo mayor (18) sea almorzar todos los sábados y domingos sentado a suficiente distancia de la mesa para que el trayecto de la comida desde el plato a su boca sea un viaje de alto riesgo en el cual algo de la comida termine o amenace todo el tiempo con terminar sobre su ropa.
Y que le moleste profundamente que yo ose mencionarle la conveniencia de deslizar la silla unos 50cm. hacia la mesa.
Si, mucho ooommmm y acordarse de agradecer todos los días vivir en la era del lavarropas y poder tener uno.

viernes, 26 de octubre de 2007

Su voz ya se apagó.

Cuando mis hijos llegaron a la adolescencia el teléfono se transformó en un martirio. Sonaba sin cesar, especialmente a partir del viernes de tarde y por todo el resto del fin de semana.
Al principio lo seguí atendiendo, ya que ellos muestran para atender el teléfono, o el timbre, o cualquier otra cosa, la misma diligencia que una tortuga narcotizada.
Cuando las estadísticas me permitieron constatar que de 100 llamadas, 99 eran para ellos, simplemente dejé de atender.
Más allá de atender o no, durante mucho tiempo era imposible dormir siesta, estudiar tranquila o cualquier otra cosa, ya que la música del ring acompañaba todas las actividades. A esto había que sumarle las peleas por el uso del aparato.
Bueno, lo que pasó seguro que todos lo hemos ido viviendo. Entre los mensajes de texto e Internet poco a poco el teléfono "normal" fue callando su desagradable voz.
Tanto que ahora sorprende oírlo sonar y poco a poco las estadísticas me van favoreciendo, veteranas como mi madre, amigas que todavía no usan mucho el celular, etc, hay suficientes llamadas para mí como para que valga la pena ir y atenderlo.
A las siglas sagradas, SMS y MSN le debo que haya vuelto la calma telefónica a mis fines de semana.

lunes, 22 de octubre de 2007

Feliz día mamá


Mientras chateaban con mi hija, varios de sus amigos me felicitaron por el día de la madre. Los amigos, que casi no me conocen. No mi hija.

A la noche, me sorprendió al desearme un feliz día. ¿Culpa? ¿Cansancio acumulado a lo largo del día? ¿Un flashback de algún recuerdo feliz de su infancia?

Mi duda es si sus amigos habrán felicitado a sus madres.