
La semana pasada mi adolescente me había pedido permiso para invitar a tres amigas a ver videos y jugar con la Play el sábado. Para mi desgracia la reunión se prolongó hasta el domingo a las 20. Cada vez que se acercaba la hora de otro almuerzo o cena, yo rezaba al dios de los ateos para que se fueran de una vez. Pero se nota que mis plegarias eran poco efectivas porque seguían ahí y tenía que resignarme a pedir (y pagar) otro delivery de empanadas , pizza o helado. La comida casera se me había acabado con su mejor amiga que cayó en una visita el viernes a la tarde y terminé dándole parte de la cena que guardaba para el fin de semana.
Pero esos no fueron los únicos problemas. En un momento de acercó mi hija de 7 años muy seria y me dijo:
- Recordale a las amigas de mi hermana que no digan cosas como "puto" delante de mí. Hoy estuvieron diciendo "puto" y "mierda".
Prometí hacerlo. Lo hice, de hecho. Les causó mucha gracia, con un ligerísimo tinte de vergüenza. Pero dijeron que ellas hablaban así.
¿En qué momento la esmerada educación que damos a nuestros hijos se va al carajo (para seguir con la onda del post) ? ;-)